domingo, 28 de septiembre de 2014

TALAJARA 2014: El año del barro

Llueve en Escalona. Son las 20:00 horas del sábado previo a la marcha de la 7ª edición de la TALAJARA B-PRO BIKE MARATÓN. Acabo de llegar y me dispongo a dar la última revisión a la bici. Sigue lloviendo, y no ha parado de hacerlo desde que salí de Madrid. Bajo cubierta, dejo la bici preparada y la guardo en el coche. La lluvia es muy intensa y no cesa. Y me pregunto ¿a dónde vas con la que está cayendo?.




Son las 00:00 horas y ya no llueve, diluvia. El recuerdo de la prueba de Riaza del año pasado se ha hecho hueco en mi cabeza y no me va a dejar en toda la noche. 01:00 horas: Sigue diluviando. El sueño me vence. ¿Qué pasará mañana?.

Me levanto a las 07:00. Aún es de noche pero no llueve. Cuando amanece el día, el cielo plomizo y con grandes nubarrones me da los buenos días. 08:30 horas: llego a Cazalegas para recoger a mi inseparable compañero de rutas, Demo. Ha estado escuchando diluviar toda la noche y está asustado. Por su cabeza solo pasa buscar alternativa a los caminos por donde vamos a pasar. Hoy es "su bautizo en el barro".




Llegamos a Talavera de la Reina y nos situamos en el tubo de salida de la prueba. Nos encontramos con Palomares, aunque este año no vamos a tener su compañía al venir con otro grupo. Todo está mojado. La duda es llevar puesto el chubasquero o guardarlo en la mochila. La duda desaparece a cinco minutos del inicio de la prueba. Empieza a llover y la aparición de chubasqueros inunda el tubo para proteger los cuerpos y mochilas de mas de dos mil locos ciclistas que han preferido enfrentarse a las adversidades climatológicas antes que quedarse tranquilamente en sus casas.




Son las 10:00 horas. Empieza la marcha de los 80 km. Una hora antes salieron los valerosos biker que van a sufrir durante 120 km. Está lloviendo y ya estamos empapados. Con la idea de que el cuerpo humano tiene un límite de acumulación de agua vamos mojándonos cada vez más por las calles de Talavera. Pero el infierno del barro nos está esperando.

Dejamos el asfalto y entramos al camino paralelo al río Tajo. En los primeros metros las impolutas bicicletas son masacradas por el barro y el agua. Grandes zonas embarradas y encharcadas. Arcilla líquida, y no tan líquida, nos acompaña durante los veinte kilómetros que nos separan de la Vía Verde de la Jara en la localidad de Calera y Choza.

Los mejores alfareros talaveranos darían su vida por la maravillosa tierra arcillosa que están pisando miles de bicicletas. El cremoso barro se va impregnando en bicicleta y ciclistas. La lluvia no cesa y la acumulación de barro en las transmisiones de las bicicletas hacen estragos. En mi caso, el desviador trasero se bloquea y queda elevado; con pequeños toques con el pie, o dando media pedalada hacia atrás, vuelve a su posición original. Hay que llegar al primer avituallamiento para eliminar el barro con agua.




Llegamos a Calera y Chozas y nos encontramos con que no queda agua en el avituallamiento líquido instalado al comienzo de la Vía Verde de la Jara. Menos mal que las fuentes naturales de la Vía nos permiten limpiar toda la transmisión de las bicicletas. De esta forma, ya podemos rodar con tranquilidad por un terreno sin barro.

Buenas fotografía ofrecía el terreno pero, con tal de no parar y sacar las ocultas cámaras y teléfonos guardados bajo los chubasqueros, preferimos seguir pedaleando e intentar llegar a meta con los mínimos problemas posibles. Por eso, incluyo en esta pequeña crónica algunas fotografías publicadas por la organización.






Como todos estos años, hacemos la parada obligatoria tras pasar por el viaducto sobre el río Tajo y el Pantano del Azután. Espectacular lugar y un privilegio para los que podemos contemplar su belleza. Este año, la organización nos regala con un vídeo sobre nuestro paso por el viaducto.






Llegamos al avituallamiento sólido/líquido de Aldeanueva de Balbarroya. Tras comer y reponer líquidos, los mecánicos del servicio técnico de Shimano nos facilitan aceite para poder continuar nuestra marcha.









Los que ya hemos recorrido esta ruta en las seis ediciones anteriores, sabemos que ahora empieza lo peor. Empiezan las cuestas y las condiciones del terreno no son muy buenas, sobre todo en las rápidas bajadas. Pasamos por Belvís de la Jara y una larga subida nos aleja del pueblo. 

Poco a poco nos acercamos al temido Alto del Cerro del Burro. Quizás por el agua y el reblandecimiento del terreno, este año está muy accesible para intentar subirlo. Pero hay que ser consciente y nuestro objetivo es llegar a meta. Pie a tierra y lo subimos andando, al igual que el resto de los sufridores ciclistas.

Tras coronar el Cerro, nos juntamos con los biker de la ruta larga; y de repente, una montonera y largos parones producidos por un intransitable tramo del camino en la larga y rápida bajada. Pasamos de uno en uno y nos dirigimos hasta el siguiente avituallamiento entre mas barro y mas parones.

Llegamos a Alcaudete de la Jara para degustar sus deliciosas migas. Un par de tuper con calientes migas y una sentada en el centro de la plaza para descansar unos minutos. Da igual que llueva, haga frío o exceso de calor. El ambiente festivo en esta plaza se supera año a año.






Tras coger algo de comida y bebidas isotónicas reanudamos la marcha; no sin antes quitarnos los chubasqueros. El tiempo presagia mejoría y el cielo azul se va dejando paso entre los nubarrones.





Nos alejarnos de Alcaudete y los problemas mecánicos vuelven a aparecer por culpa del barro. Grandes zonas embarradas y enormes charcos hacen que los cambios no actúen como debieran. Los constantes toboganes de este último tramo se suceden. Tengo que hacer uso del plato pequeño dado que con el mediano se bloquea el desviador. Pocas veces meto el plato grande puesto que las piernas no dan mas de sí.




Llegamos a El Membrillo y aprovechamos para  refrescarnos y lavarnos las piernas. Una buena costra de barro las cubre. Reponemos fuerzas en el avituallamiento sólido/líquido y proseguimos la marcha. Ya queda menos.



Tras varios toboganes, llegamos a la rápida y peligrosa bajada que nos lleva hasta las proximidades de Talavera de la Reina. Ya se han acabado las subidas. Toca llanear por una zona de "falso llano" que llega a hacerse pesada. Por fin, abandonamos la tierra y entramos en asfalto. Cruzamos el puente romano sobre las aguas del Tajo y entramos en el polígono industrial. ¡Ya hemos llegado!. Vemos el arco de control al fondo y la rueda trasera me dice que pierde aire. Un pinchazo ahora ya no importa.

Son las 17:56 horas, nuestros cuentakilómetros marcan 87 km. Una año más, y ya van siete, hemos conseguido cubrir el recorrido que la organización nos plantea. El agua y las condiciones del terreno nos han exprimido las fuerzas, pero nos queda un recuerdo muy satisfactorio y las ganas de volver a hacer esta ruta. Es el año del estreno de Demo en el barro. Ahora toca lavar las bicis.








DATOS DEL RECORRIDO:

Total kilómetros: 87
Tiempo total invertido: 7h 50'
Tiempo en movimiento: 6h 14'
Tiempo detenido: 1:36
Velocidad media en movimiento: 14,20 km/h
Desnivel acumulado ascendiendo: 980 m.
Desnivel acumulado descendiendo: 1289 m.
Altitud máxima: 586 m.
Altitud mínima: 358 m.


PERFIL ALTIMÉTRICO