Quizás este artículo debería haberlo publicado en el blog de Vikingos MTB. Una de las razones hubiera sido que el grupo que hemos asistido a la Marcha de Navalcarnero al Límite 75 km formamos parte de ese blog, y además, tres de nosotros fuimos con la equipación de los vikingos. Pero he decidido hacerlo aquí porque lo que voy a narrar son las sensaciones que fui experimentando a lo largo de todo el trayecto y en el que a lo largo de los dos primeros recorridos decidí hacerlos solo.
El 5 de marzo varios vikingos nos acercamos a Navalcarnero para realizar la ruta larga y comprobar en que tipo de terreno nos íbamos a meter. Esa salida está descrita en el artículo "La trampa de Navalcarnero".
Mi objetivo en el día de hoy era finalizar la ruta de 75 km que propuso la organización, y con la experiencia del día 5 tenía que dosificar desde el principio el esfuerzo para poder llegar al tercer recorrido con suficiente fuerza para finalizarlo.
Rápida bajada y una fuerte subida nos aproximan a Navalcarnero. La fuerte riada del día 5 por uno de los caminos ya no existe. Debe ser una práctica habitual para abastecer las acequias. Vuelvo a descolgarme y antes de entrar en Navalcarnero me uno, de nuevo a ellos.
En un ambiente festivo, con aplausos y vítores de la gente, llegamos a la bifurcación para finalizar los 52 km o seguir a la izquierda con los 75 km. No hay dudas. Quedan fuerzas, ganas e ilusión para hacer el recorrido largo. Y si por casualidad algún pensamiento negativo se hubiera pasado por mi cabeza, ahí estaba el recuerdo del ciclista amputado para seguir empujando mi bici. Un rápido avituallamiento y salimos del pueblo. Nos hemos quedado rezagados Agustín, Palomares y yo. Al resto no volveremos a verlos hasta la llegada a meta.
Entramos en la última cuadrícula, comprendida entre la A-5, El Álamo y el Río Guadarrama. El dicho popular de que ¡¡quien guarda, halla!! se hace palpable en este último tramo. Emprendemos una larga y rápida bajada hasta el río y tras tres largas y mantenidas subidas hacia las proximidades de Navalcarnero, pasando por debajo y por encima de la R-5, entramos en el pueblo y cruzamos el arco de control de meta con 5 horas desde el inicio de la prueba. Son las tres de la tarde y ya hemos acabado. En meta nos esperan los "máquinas" de los Arganboys.
Mi objetivo en el día de hoy era finalizar la ruta de 75 km que propuso la organización, y con la experiencia del día 5 tenía que dosificar desde el principio el esfuerzo para poder llegar al tercer recorrido con suficiente fuerza para finalizarlo.
Ambientazo en la Plaza de Segovia de Navalcarnero. Excelente temperatura y día muy soleado. Nos reunimos inicialmente Agustín, Palomares, Rosi y yo. Unos 1500 biker arrancamos para cubrir el primer recorrido de los tres que consta la prueba. Nos metemos en la cuadrícula comprendida entre la M-507 y la Urbanización Calypo-Fado, junto a la A-5. Nada mas salir del pueblo empiezan las subidas y bajadas, cortas pero constantes.
Debido a la aglomeración de ciclistas me descuelgo de mi grupo y, tras pequeñas retenciones, les voy perdiendo de vista. Por tanto, se que voy a tener que rodar solo. Aminoro velocidad y ajusto desarrollos para no cansarme en las subidas. Me doy cuenta que el día 5 invertí el sentido de este tramo, aunque los constantes desniveles nos acompañan de nuevo hasta Navalcarnero. Pero antes de llegar, tenemos el primer avituallamiento y me uno a mis compañeros, apareciendo los cuatro Arganboys: Julián, Casillas, Rubén y Juan Carlos.
No quiero continuar con el relato sin antes comentar algo que se me ha quedado grabado y que no creo que llegue a olvidar. A lo largo del primero recorrido me llamó la atención la silueta de un ciclista que iba unos metros más adelante. Al principio, y viéndole de lejos, pensé en el extraño diseño de la bicicleta. Pero cuando me fijé, no podía creerlo. El ciclista tenía amputada la pierna izquierda por encima de la rodilla, no llevaba pedal izquierdo y toda la fuerza la imprimía con su pierna derecha. Llevaba el mismo ritmo que el resto. ¡Qué fuerza de voluntad!, ¡qué afán de superación y sacrificio!. Realmente, hay que descubrirse antes estas personas. Era capaz tan solo con una pierna lo que otros con dos no se atreven. Me comentaron Agustín y Palomares que le vieron durante el recorrido y cuando llegó al avituallamiento, fue saltando con su única pierna para coger provisiones y luego continuar. ¡¡¡ Admirable !!! .
Seguimos la ruta los ocho de la foto y tras pasar por Navalcarnero volvemos a encontrar un terreno muy similar en la cuadrícula comprendida entre la M-507, Villanueva de Perales y Sevilla la Nueva. Como me propuse hacer los dos primeros recorridos reservando fuerzas para el último, volví a mantener cómodos desarrollos que me hicieron bajar el ritmo. Poco a poco me fui quedando solo. Los caminos no son tan anchos como en el primero, pero el constante sube y baja iba mellando a aquellos que no controlaban el esfuerzo. Así, vuelvo a reunirme con el grupo en el avituallamiento cercano a Sevilla la Nueva.
En un ambiente festivo, con aplausos y vítores de la gente, llegamos a la bifurcación para finalizar los 52 km o seguir a la izquierda con los 75 km. No hay dudas. Quedan fuerzas, ganas e ilusión para hacer el recorrido largo. Y si por casualidad algún pensamiento negativo se hubiera pasado por mi cabeza, ahí estaba el recuerdo del ciclista amputado para seguir empujando mi bici. Un rápido avituallamiento y salimos del pueblo. Nos hemos quedado rezagados Agustín, Palomares y yo. Al resto no volveremos a verlos hasta la llegada a meta.
Entramos en la última cuadrícula, comprendida entre la A-5, El Álamo y el Río Guadarrama. El dicho popular de que ¡¡quien guarda, halla!! se hace palpable en este último tramo. Emprendemos una larga y rápida bajada hasta el río y tras tres largas y mantenidas subidas hacia las proximidades de Navalcarnero, pasando por debajo y por encima de la R-5, entramos en el pueblo y cruzamos el arco de control de meta con 5 horas desde el inicio de la prueba. Son las tres de la tarde y ya hemos acabado. En meta nos esperan los "máquinas" de los Arganboys.
Han sido 77 km superados gracias a saber dosificar y controlar el esfuerzo. Cuando aún no se tiene el tono óptimo, la mejor rueda que puedes seguir es la tuya. No pasa nada por descolgarte del grupo cuando el objetivo es conseguir superar la prueba. Por ese motivo he decidido incluir esta crónica en este blog y no en el de los Vikingos. Los dos primeros tramos los hice, prácticamente, solo; y, por eso, no puedo hablar de las experiencias del resto. Mis disculpas por haberlos hecho esperar en los avituallamientos; pero, gracias a eso, pude compartir la compañía de Agustín y Palomares en el último recorrido.
Y para finalizar, como es costumbre, volvimos a reunirnos, en este gran día, junto a quienes nos acompañan a todos los sitios: "Las rubias"
No quiero cerrar este relato sin mencionar, de nuevo, a ese anónimo ciclista amputado. Hoy me ha dado una lección de valor y de espíritu de sacrificio, y me ha hecho recordar que "el cansancio es pasajero, pero el recuerdo es para siempre".
VIDEO RESUMEN
DESCARGAR EL TRACK
Velocidad media en movimiento: 17 km/h
Velocidad máxima: 50 km/h