La ruta que ayer me plantearon Javi y Carlos me despertó los recuerdos de dos intentos frustrados en estos últimos años en solitario. Por eso decidí volver a intentar subir La Peña de Cenicientos. Hace muchos años la subí andando y los recuerdos que tengo son de paisajes y vistas espectaculares.
Pero subir a la Peña no es acometer los 5 kilómetros con picos del 24,6 % de desnivel positivo sobre pista muy suelta. Llegar a la Peña significa subir primero hasta Cenicientos. Por ello, decidimos salir pronto y tomarnos el principio de la ruta con mucha prudencia y con cadencias cómodas para reservar energías.
Optamos por llegar a Paredes de Escalona y adentrarnos por la pequeña cantera que sale a la CM-543. Al ser la primera vez que subo este incómodo tramo con mi nueva Berria de 29", compruebo las buenas sensaciones y la facilidad con la que paso las zonas complejas, lo que me anima de cara a la subida a la Peña.
Dejamos atrás el entretenido camino que nos lleva hasta la finca Gilgal convirtiéndose en un carreterín asfaltado coincidente con el Camino del Prado del Collado. Con calma y poco desgaste lo coronamos y descendemos rápidamente hasta Cenicientos, saliendo a la M-543. Atravesamos el pueblo junto al monumento al toro y salimos a la M-541 para continuar ascendiendo hasta llegar al principio de la peña.
Los 21 kilómetros que llevamos pedaleando han calentado las piernas y comenzamos la ascensión que en 5 kilómetros nos situará en la cima de esta bonita Peña. Pero, nada más empezar, observamos como por la pista baja un camión articulado cargado de troncos. Debido al gran incendio del año pasado, se están realizando labores de corte en todos los árboles afectados. Dicho de otra forma, el firme del camino se encuentra excesivamente suelto y nos va a hacer sufrir.
Decido no dedicarme a grabar o fotografiar los tremendos paisajes que van sucediéndose. Simplemente, me limito a observarlos y me concentro en el suelo. Difícil por su desnivel positivo y duro por la arena y piedras sueltas. Javi y Carlos van sufriendo el desgaste de la ascensión hasta que un segundo camión nos hace echar el pie a tierra. Reanudamos la marcha con las piernas algo oxigenadas y nos reagrupamos en un ensanche sombrío donde comprobamos la gran devastación que provocó el incendio.
Cuesta encontrar el camino a un mirador natural. Su acceso es entre restos de troncos y piñas esparcidos por el suelo, llegando a tapar parte del camino. Pero, finalmente, el paisaje que se nos ofrece nos alegra la vista. Realmente, espectacular.
Decidimos intentar subir hasta el pico más alto por un sendero inaccesible para las bicicletas. Opto por quedarme con las bicicletas para que subieran andando Javi y Carlos y bajan con unas preciosas fotografías de las vistas desde los 1253 metros de altitud.
Otro bonito momento en la cumbre es el avistamiento de tres águilas sobre nuestras cabezas. El sonido que emitían y su planeo nos entretienen un rato más hasta que, finalmente, decidimos regresar.
La bajada de la Peña la realizamos por el mismo sitio con el lógico sobrecalentamiento de los discos de frenos por la velocidad que cogen las bicicletas. Muy rápido llegamos a la carretera M-541, habiendo dejado atrás unos preciosos paisajes que apenas da tiempo de disfrutar durante el descenso.
Entramos de nuevo en Cenicientos y atravesamos el pueblo con sentido a las instalaciones deportivas y la base de autobuses, donde renovamos el agua. Quiero que Javi y Carlos conozcan otra forma de llegar a Escalona y puedan disfrutar bajando por el Camino de la Piedra Escrita. Rápido, técnico y divertido hasta llegar al cruce que da acceso a ver la Piedra Escrita.
Al final de un camino sin salida y siguiendo el curso del Arroyo de los Molinillos, entramos en una finca privada y, tras cruzarle con cierta dificultad, vemos el monolito sagrado conocido como La Piedra Escrita con grabados en relieve sobre una hornacina dedicados a la diosa Diana. Tiene una altura de 5 metros y su origen es romano, siendo un santuario rural dedicado a la diosa protectora de la naturaleza y la luna, Diana, hija del dios Júpiter, quien la equipó con un arco y flechas y la nombró reina del bosque. La escena que contemplamos representa a tres figuras, dos de ellas realizan un sacrificio ante su diosa diana, de mayor tamaño, junto a una inscripción. En su parte trasera se encuentra la garra de un oso, indicando la cercanía de estos bosques sagrados, Y, frente a ella, aparece otro monolito que tiene la apariencia de uno de los toros de Guisando.
Después de la visita a la Piedra Escrita, regresamos a Escalona, saliendo por el camino a la CM-543 y bajando por la carretera a Paredes de Escalona. Los cuatro kilómetros que nos separan de Escalona son el final de esta tremenda ruta que nos ha puesto a prueba y nos ha regalado el recuerdo de haber podido subir a la cima de la Peña de Cenicientos.
Una ruta para no olvidar y que celebramos con las frías y espumosas rubias en la plaza del pueblo.
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