Hoy se celebra la 3ª Edición de
la Riaza B-Pro Maratón con salida desde El Rasero (Riaza) y con un recorrido parecido al del año pasado.
Toda el agua caída durante los
meses de abril y mayo hacían presagiar la dureza de los caminos por culpa del
barro. Ya el año pasado rodamos bastantes kilómetros por barro, sobre todo en
la primera parte. Pero lo de este año es difícil de explicar.
Solamente las personas que sean
practicantes de este deporte podrán entender por qué no nos quedamos en casa.
La mañana empezaba muy fría y los días anteriores no había dejado de llover. El
privilegio de rodar por los bosques y senderos
de la sierra de Ayllón podía más que las posibles inclemencias adversas
del tiempo.
A las 7:30 de la mañana
emprendemos Agustín y yo camino hacia Riaza, y antes de llegar a Somosierra el
termómetro del coche nos avisa: ¡3 grados!. El paisaje que contemplamos en el
exterior era desalentador, el cielo completamente negro y lloviendo. ¿A dónde
vamos? Nos íbamos preguntando.
La ilusión de pasar una buena
mañana con un grupo de amigos y realizando el deporte que nos gusta podía con
todo. Sí, con todo menos con el barro. La primera duda era saber que ropa
íbamos a llevar: culote corto o largo. Nada mas aparcar lo tuvimos claro. Culote
largo y abrigados con chubasquero. Toda la explanada de El Rasero estaba
encharcada, y el cielo no “abría”; además, el viento era frío.
Después de un café calentito nos
reunimos con el resto, Paco y Juani (que valor tiene), Palomares y Nacho, y
Alfonso que se atrevió a acompañarnos. La organización había comentado que
habían modificado algunos tramos del recorrido porque se encontraban en muy mal
estado y anegados debido las intensas
lluvias y nevadas acaecidas en los últimos días. Avisaban, también, que nos
íbamos a encontrar muchos tramos con barro y agua; y por ello, daban la
oportunidad de variar el recorrido previsto y realizar la ruta de 40 km, a
pesar de estar inscrito en la de 80.
Pues así, dio comienzo la prueba
a las 10:00 para los que pretendíamos cubrir los 80 km; a las 11:00 se
iniciaría la prueba de los 40 km. Aún con ilusión pero con “la mosca detrás de
la oreja” salíamos de Riaza y bajamos hasta el río Riaza por la SG-V-1111.
Cambia el perfil y ascendemos por la carretera con tramos que superaban el 14 %
hasta que llegamos al kilómetro 3,300 en donde nos desvían a la izquierda para
entrar en el bosque. Hasta entonces, no había una mota de polvo en nuestro
cuerpo ni en las bicicletas, todas ellas limpias y perfectamente engrasadas.
Una gran masa arcillosa, muy
viscosa y con grandes balsas de agua nos daba la bienvenida y se ofrecía a
acompañarnos el resto de la ruta, ¡qué amable!. En poco tiempo nuestro aspecto
externo cambió: todo el cuerpo de barro y empapados. No era necesario mirar la
bicicleta, ya veía las de los demás y era desalentador, tanto cuidado y en un
minuto todo desaparece. El trazado recto tiene un pequeño nivel descendiente y
hace que se coja velocidad. El riesgo a caídas por la inestabilidad que el
chapapote marrón producía hacía que se rodara en tensión. La rueda trasera se
desplazaba lateralmente y en tramos curvos se intensificaba el riesgo de caída
al no poder trazar la curva con normalidad, dado que el fango por donde
pisábamos hacía que las ruedas se quisieran salir por la tangente.
De esta forma se desarrollaron
los primeros 17 kilómetros hasta que llegamos al avituallamiento líquido de
Ribota. A Palomares y Nacho les habíamos perdido. Nos agrupamos los cinco que
quedábamos y continuamos la marcha hasta el desvío de las dos rutas en el
kilómetro 19. ¡Qué inteligente hubiera sido optar por la ruta de 40 km! Al finalizar la prueba, la organización ha comentado que de los 1500 participantes, 763 optaron por el trazado de 40 km; y tan solo 351 consiguieron acabar los 70 km. El resto, no slieron de la cama.
La continuación del camino era
más de lo mismo. A diferencia con el año pasado que a partir de este punto
encontrábamos charcos. Ahora era barro, algunos tramos más duros pero otros
blandos. Los desarrollos que había que utilizar para rodar no eran los
habituales para esos terrenos. Siempre por debajo; plato mediano, plato
pequeño, y así constantemente. El sobre esfuerzo muscular se notaba; la presión
en las pedaladas era más intensa, incluso con plato pequeño. Esto es una locura
y acabamos de empezar. Llegamos a vadear grandes charcos y arroyos que nos
cubrían la zapatilla. El cambio no funciona como debe, el barro y el agua hacen
estragos, y así llegamos al siguiente avituallamiento y primer punto de corte
horario. Nos han sobrado 5 minutos, son las 12:25 en el kilómetro 30 junto a la
Ermita del Padre Eterno. Fotos de rigor, bebida, comida y a seguir pedaleando
con el objetivo de llegar a Sarracín en el kilómetro 56 antes de las 15:00
horas. Algo imposible, pero seguimos adelante.
En una larga subida mi
transmisión se bloquea, cambio y continúo pedaleando. Algo va mal y aviso a
Agustín. Varias pedaladas más y la cadena y el resto de las escasas ilusiones
se quedan en el suelo, se ha roto un eslabón, kilómetro 31. Ya es imposible
llegar. A los demás les hemos perdido de vista. Ajusto momentáneamente los
eslabones y regreso al avituallamiento anterior junto con Agustín; ha decidido
renunciar a seguir y acompañarme en la vuelta; es de agradecer y demuestra su
calidad humana.
Nos toman nota de los dorsales y
nos indican por donde coger un “camino inglés” que nos lleva hasta la localidad
de Villacorta. Allí, en medio de la nada y en compañía de unos impresionantes
paisajes llamamos a Alfonso, Paco y Juani. Ellos intentarán acabar. Llegamos a
Villacorta y salimos a la carretera SG-V-1111. Estamos solos y nos quedan 13
kilómetros de desnivel ascendente; pero,
la cadena se vuelve a soltar y nos obliga a parar. Desmonto el eslabón partido
y los empalmo con el tronchacadenas. El furgón del avituallamiento del km. 30
nos está protegiendo y al finalizar continúan su marcha.
La carretera no tiene tráfico. Estamos
solos, hace frio y empieza a llover conforme ascendemos. Ya queda menos y, por fin,
la fuerte bajada hasta el rio Riaza y la subida hasta la meta. Se acabó, pero
nuestros amigos siguen pedaleando por el infierno, y no es una exageración. Nos
dan una medalla a la llegada y un sinfín de regalos de los patrocinadores. Pero
lo mejor un caldito caliente que una Asociación nos ofreció. Lavamos las bicis
en la gasolinera puesto que la fila para los lavados en el Pabellón Municipal
era enorme. Aún así, tardamos 45 minutos en limpiarlas. Nos quedamos fríos y
apenas habíamos estirado. Nos duchamos en el Campo de Futbol y el agua caliente
nos da la vida. Por cierto, bonitas vistas de La Pinilla. A las 16:30 decidimos volver al pueblo y comer tranquilamente.
La locura ya ha terminado.
A las 17:35 Paco y Juani no
habían llegado. De Alfonso no sabíamos nada. Pero por la noche hablé con todos
y sus comentarios eran coincidentes: estaban destrozados, extenuados y
anímicamente hundidos. El desgaste fue impresionante, y el barro se mantuvo en
todo el recorrido; a pesar de que la organización redujo unos 9 kilómetros
antes del corte en el Km. 56. Gracias a ello pudieron llegar, justos, y pasar
el corte.
Como conclusión final diré que
rutas con las condiciones en las que hemos rodado no crean afición. Insisto, es
una locura exponer la mecánica y las condiciones físicas en recorridos como el
de hoy. No ruedas tranquilo, vas tenso, la mecánica no responde como debe y,
finalmente, no disfrutas. Y no es una cuestión de estado físico, llegué mejor que el año pasado; lo cierto es que no me lo he pasado bien, no he disfrutado y las sensaciones han sido negativas, conceptos contrarios a lo que busco cuando salgo en bici. Si ésto es mountain bike xtrem me quedo con el
descafeinado. De todas las experiencias se aprende, y ahora puedo opinar: no me
ha gustado el día de hoy, y en estas condiciones no vuelvo.
Mi felicitación a los héroes,
Palomares, Nacho, Paco, Juani y Alfonso, puesto lo que han conseguido hoy tiene
su mérito. Y por supuesto, mi gratitud para Agustín por su apoyo y compañía.
Dejo en este artículo el recorrido
que hicimos nosotros y el que consiguieron finalizar “los héroes”. Después de
hablar con ellos me tomo la rotura de la cadena como “un regalo bendito”.
PERFIL ALTIMÉTRICO:
VIDEO DE LA LLEGADA A META (Agustín y yo)
REPORTAJE EN TELEDEPORTE
PLANO DE LOS DOS RECORRIDOS:
PLANO DEL RECORRIDO QUE PUDE FINALIZAR :
2 comentarios:
Mi querido amigo/ciclista, vistas las imágenes……..solo puedo decir una cosa.. me quito el sombrero ( el casco en este caso ) ante el tesón, valentía y afición que habéis demostrado todos/as al realizar esta prueba.
¡¡¡ Vaya tela marinera !!!.
Visto lo visto, he de ser sincero. NO ME ARREPIENTO NI UN ÁPICE DE HABER FALTADO.
El frío, la humedad y el barro a ti te rompió la cadena, en mi caso me habría roto mi rodilla izquierda.
En todo caso insisto….. vaya pandilla de valientes.
Mi más sincera felicitación.
Menuda aventura!!!!!!!! ver las fotos y leer el texto te ponen los pelos de punta, lo mas importante son las sensaciones y sufrir en exceso no se disfruta. La pasión por la bici nos lleva a veces a asumir demasiados riesgos; leccion aprendida para todos. Gracias por compartirla.
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