Para la ruta de hoy teníamos dos
propuestas, siempre con la idea de realizar recorridos nuevos, aunque algunos
tramos nos resultaran conocidos. Debido a que hoy nos iba a acompañar por
primera vez Alfonso y con el propósito de no endurecer el recorrido, optamos por
la versión más suave, en teoría.
Esta ruta intenté hacerla hace
un tiempo y la interrumpí a mitad de camino, quedando guardada en este blog
como RUTA Nº 27: ESCALONA-VILLA DEL PRADO-FINCA TEJONERAS. Por eso, la idea es poder completarla
aún sabiendo de la dureza de algunos tramos.
Arrancamos a las 08:00 horas y
vamos calentando las piernas con destino a Villa del Prado manteniendo el
clásico recorrido a través de la Finca de El Alamín.
Un tranquilo paseo mientras vamos
conociendo a Alfonso nos sitúa en Villa del Prado habiendo cubierto los
primeros 22 kilómetros. Como el resto del recorrido va a ser fuera de
poblaciones, aprovechamos para reponer agua, comer y continuar la marcha.
Salimos de Villa del Prado
atravesando la M-507 y junto a la constante presencia de cruceiros empezamos a
ascender. Terreno algo técnico, por momentos, en un pequeño camino de
servidumbre vallado a ambos lados.
Llegamos, así, hasta la primera
cancela de entrada a la Finca Tejoneras, lugar donde hace tiempo finalicé la
ruta y regresé a casa. Atravesamos la valla y el camino sigue siendo ascendente
y duro en muchos tramos. La cota de altura va subiendo y las huertas de Villa
del Prado quedan muy lejanas.
Antes de salir de la Finca
Tejoneras tenemos un pequeño percance en forma de pinchazo en una de las ruedas
de Alfonso. Tiempo de descanso que sirve para su reparación y retomar la ruta
en una constante ascensión.
Realmente, estos 11 kilómetros
desde que salimos de Villa del Prado pasan factura a las piernas y la técnica
del Tren de San Fernando se hace visible en algunos momentos. Menos mal que el
paisaje que tenemos a nuestro alrededor
nos hace el sufrimiento más llevadero
Con paciencia y mucho plato
pequeño culminamos esta parte de la ascensión y llegamos, por fin, a la Cañada
de Talavera. Una ancha y cuidada pista que nos desentumece las piernas y
acelera la marcha.
La continuidad de la Cañada, a pesar
de que la ancha pista sigue hacia delante, se realiza atravesando una vieja
cancela sujetada con cuerda. Si hubiésemos seguido de frente hubiéramos llegado
a la N-403 con sentido a San Martín de Valdeiglesias. Tras cerrar la cancela,
rodamos un tramo por la Cañada y nos desviamos a la izquierda por un pequeño
camino que nos introduce en una hondonada preciosa y divertida, en lo profundo
de un bosque de encinas y pinos para volver a salir a la Cañada de Talavera
justo antes de tener que atravesar la M-507.
Dejamos a nuestra izquierda la
Urbanización de El Encinar del Alberche y descendemos por la Cañada por un
tramo rápido y divertido, rodeados de pinos hasta llegar a la N-403 que debemos
atravesar para continuar rodando por la Cañada de Talavera.
Como las fuerzas se van mermando
y con el fin de que Alfonso se llevara un buen recuerdo de esta ruta, decidimos
recorrer la mayor parte de esta Cañada por los bosques de pinos.
El problema es que, al final,
vamos a llegar a una gran parte de los terrenos afectados por el gran incendio
de finales de junio. Qué triste es ver el campo quemado, los árboles calcinados
y algunas fincas afectadas.
Finalmente, llegamos a cruzar la
M-544 (carretera que une Almorox con Cenicientros) y nos desviamos de la Cañada
para hacer un pequeño descanso y emprender el regreso a casa.
Para que el final de la ruta nos
deje un buen sabor de boca, descendemos por el rápido, sinuoso y divertido
trazado del Camino de Santiago que cubre el tramo de Escalona a Cadalso de los
Vidrio. De esta forma, llegamos a Paredes y, desde allí, cuatro tranquilos
kilómetros hasta Escalona, entrando dentro del pueblo para celebrar esta ruta
con unas buenas y frías cervezas.
La totalidad del tiempo invertido
en esta ruta tiene incrementado el tiempo destinado a tomar unas cervezas. Aún
así, más de tres horas y 51 minuto de pedaleo, ascendiendo 917+, hacen que los
cuerpos se haya resentido, aunque las cervezas alivian, y mucho, los dolores.
Una gran ruta de 56 km, por unos
parajes duros pero preciosos. Un entorno fantástico entre encinares y pinares.
Tramos técnicos en subidas y bajadas, fuertes y largas subidas y rápidos
descensos hacen que, seguramente, volvamos a repetirla.
Espero que esta experiencia no le
haya pasado factura a Alfonso y se atreva a volver a pedalear con nosotros. La
ruta de hoy ha sido increíble.
DATOS DEL RECORRIDO:
Total kilómetros: 56,40 km
Velocidad media en movimiento: 14,60 km/h
Velocidad máxima: 48 km/h
Altitud máxima: 849 m.
Altitud mínima: 371 m.
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