Dos sitios me quedaban por conocer este verano. Uno de ellos la zona de Las Hoyas; el otro, La Piedra Escrita de Cenicientos. Y como las vacaciones se acaban, había que aprovechar la mañana de hoy.
Las 7:30 horas se ha convertido en la hora de arranque de este verano. En compañía de Ángel, empezamos el pedaleo cuando las primeras luces del día asoman entre las casas y el Sol aún no ha salido.
Como la idea es llegar a Almorox, cruzamos el puente y por el paseo del río nos dirigimos a la subida empedrada que nos sitúa en el Camino Viejo de Escalona a Almorox. En pocos kilómetros estamos atravesando Almorox por su derecha y bajamos por la Avenida de la Estación,la calle de los encierros, con sentido a la explanada donde instalan en fiestas la plaza de toros. Tomamos la ancha pista que nos encontramos a nuestra izquierda y nos dirigimos hacia Las Hoyas.
Tras subir un pequeño repecho, emprendemos la bajada hacia Las Hoyas, cuyo nombre entiendo que le fue puesto por las fuertes depresiones del terreno en un constante sube y baja, siempre con la presencia de pinos, encinas y tejos. No conocíamos este paraje pero, por lo visto durante las bajadas y las exigentes subidas, nos ha asombrado la belleza de su paisaje.
Dejamos atrás Las Hoyas y entramos en la urbanización que lleva su nombre. Una larga recta nos lleva a la carretera que procede de la Finca de El Alamín, la M-540. La tomamos a la izquierda y continuamos por el habitual itinerario para llegar a Villa del Prado, bajando por el antiguo trazado del FEVE.
Al llegar a Villa del Prado, lo bordeamos por su lado izquierdo para salir del pueblo por el Camino de Almorox, teniendo como siguiente destino la Urbanización del Encinar del Alberche.
Hace dos años publiqué la Ruta nº 30: "Escalona-El Encinar del Alberche". En su relato expliqué las enormes subidas que fui encontrando y el agotador empuje-bike por un inacabable cortafuegos. Como ya conocía lo que nos íbamos a encontrar, acometemos las primeras subidas con bastante esfuerzo y echando los pies a tierra hasta coronarlas. Pero, en vez de girar a la derecha para llegar al cortafuegos, seguimos un track que tenía guardado y que nos lleva a la urbanización por un camino vecinal.
Lo único que conseguimos es no empujar las bicis por terreno blando. La primera bajada es peligrosa por su desnivel y por tantas piedras sueltas. Finalizamos en un barranco y, por la izquierda, la técnica del empuje-bike nos ayuda para subir por unas tremendas cuestas. Un respiro, una foto y a continuar.
Parece que cuando vas viendo más cerca las primeras viviendas de la urbanización te animas y piensas que lo duro está acabando. Pero, para ser sincero, lo único bueno que tiene esta paliza son las vistas que nos ofrece los alrededores de El Encinar.
Llegamos a las vallas de las primeras viviendas y giramos a la izquierda para poder entrar en las calles de la urbanización. Pero quien piense que ya se han acabado las subidas, se equivoca. La Urbanización de El Encinar del Alberche dispone de pocas calles llanas. Las cuestas son enormes, pero asfaltadas. O subes, o bajas. Y las subidas te hacen meter desarrollos. Un pequeño avituallamiento y algo de descanso junto a las instalaciones deportivas y continuamos ascendiendo hasta la Iglesia para salir de la urbanización con un testigo muy especial.
A las pocas pedaladas, la pista de tierra se convierte en una carreterín hormigonado que emprende el descenso hacia las proximidades de la N-403. Pero como ya conocía la zona, prefiero modificar el track que estamos siguiendo y alternarlo con la anteriormente mencionada Ruta 30. De esa forma, paramos en el principio del rasante y tras tirarnos una foto con el paisaje de las Peñas de Cenicientos y la de Cadalso, tomamos el camino de la derecha que nos dirige hacia un fabuloso pinar que nos regala una divertida bajada.
Al finalizar el precioso descenso, giramos a la derecha y entramos en la vieja carretera cubierta por un manto de hojas de pino que nos lleva hasta la N-403. La cruzamos con mucho cuidado, entramos en la Cañada de Talavera y empezamos a rodar sobre una buena pista. Tras disfrutar de estos parajes, llegamos a la carretera TO-1560 que cogemos con sentido a Cenicientos.
Aprovechando el track que estamos siguiendo, queremos localizarla antes de regresar a casa. Para ello, rodamos un rato por la carretera, pasando cruces de pistas ya conocidos, y nos desviamos por un pequeño camino que nos encontramos a la izquierda. Este camino se va deteriorando y se convierte en sendero entre pastizales hasta que llegamos a una finca cuya puerta tiene un candado y dispone de un cartel que habla de visitas guiadas.
A pesar de arañarnos las piernas por todos los pastos secos, no somos capaces de encontrar La Piedra, hasta que un labriego, nos indica como poder acceder. Aún así, tenemos problemas para llegar. Pero con otro poquito de ayuda, la localizamos. Toda esta zona pertenece a fincas particulares. Cruzamos primero el Arroyo de los Molinillos y pasamos bajo un gran árbol tronchado. Al llegar junto a una finca que tiene una roulotte y algunos cultivos, giramos a la izquierda para llegar a una pequeña y sombría planicie en donde comprobamos que se nos acaba el camino.
Para llegar a la Piedra, por nuestra derecha, existe una pequeña vereda junto al Arroyo de los Molinillos que termina en una pequeña pasarela, pero que está completamente cerrado por la maleza. Así que, tenemos que andar pocos metros por el seco cauce del arroyo y subir a la pasarela, continuando caminando por nuestra izquierda. Las bicis quedaron en la sombra.
Lo que nos encontramos a continuación es con La Piedra Escrita de Cenicientos, un monolito de granito natural de unos 5 metros de alto y cuatro de ancho. En una de sus caras existe una hornacina donde vemos con claridad tres figuras que representan una ceremonia. La imagen de la izquierda debe de ser una sacerdotisa, y las dos de la derecha un hombre y una mujer.
Como he querido saber más de este asombroso y desconocido resto arqueológico, incluyo en este relato parte del texto de la web otraiberia.es para llamar la atención de las personas que lean esta crónica:
"Ciertos lugares,
como el que vamos a conocer hoy, han sido utilizados como lugares de culto
desde la noche de los tiempos; localizaciones que por ciertas razones
(posiblemente telúricas) fueron elegidas ya desde la prehistoria como
Santuarios donde adorar a los Dioses de turno y hacer ritos, hoy desconocidos
en su mayoría. Es pues emocionante visitar lugares como este, que han
sobrevivido casi 2000 años en medio de la nada, al azar de la climatología y de
la destructiva mano del hombre, y que pese a ello han llegado en un magnifico
buen estado, guardando todo su halo mágico y enigmático que sorprende todavía a
los visitantes del siglo XXI como nosotros.
En el
caso de la Piedra Escrita de Cenicientos, nos encontramos con un lugar de
dilatada historia, utilizado como Santuario desde época Prerromana
(Vetones), luego por Romanos, como Altar en honor a la Diosa Diana y
posteriormente como Necrópolis Medieval, donde se intenta Cristianizar y
eliminar su fuerte carácter pagano y en el que además se estableció un pequeño
poblamiento alrededor de la Piedra, posiblemente relacionado con la vecina y
mágica “Peña de Cadalso”, donde se conocen asentamientos desde las Edades del
Cobre o Bronce hasta el Hierro. Es más, dicho poblamiento aparece citado en los
archivos parroquiales de Cenicientos, que dice que tuvo parroquia y
que llevó por lógico título: “Virgen de la Piedra Escrita”, de ahí que sea
conocido por los habitantes de Cadalso también por el nombre de “Canto de
la Virgen“.
En la parte posterior del monolito aparecen huellas que los lugareños denominan "las garras del oso". Y frente a la hornacina, una gran bloque de piedra horizontal nos hace creer que es una especie de "toro de guisando".
Si se quiere saber más sobre esta "joya", recomiendo PINCHAR AQUÍ.
Hay que tener en cuenta que La Piedra Escrita se encuentra dentro de una finca particular, por lo que si se accede a ella, debemos de ser muy respetuosos. Y con respecto al acceso, no volveré a entrar por donde lo hemos hecho hoy, sino por donde hemos vuelto a salir a la carretera M-543. Por este acceso entramos en la Ruta nº 35, y creo que es la mejor opción.
Después de conseguir nuestro objetivo, y habiendo perdido mucho tiempo, decidimos bajar a Paredes de Escalona por la carretera y no hacerlo por la cantera. Seguidamente, cogemos la carretera hasta Escalona y bajamos a las urbanizaciones en donde finalizamos nuestra sorprendente ruta.
Y para finalizar la última salida veraniega, lo celebramos como se merece la paliza de hoy, con unas cervecitas muy frías y un bañito reconfortante en la piscina. ¿Quién se acuerda de las cuestas del día?
Fin del último relato veraniego sobre una gran y dura ruta que nos ha hecho sudar y patear la tierra de camino a la Urbanización El Encinar del Alberche, y nos ha metido por pastizales para localizar La Piedra Escrita de Cenicientos. Una ruta con más de cuatro horas de pedaleo sobre una distancia de 55 kilómetros que nos ha acumulado 900 metros positivos de desnivel.
Gracias Ángel por tu compañía.
DATOS DEL RECORRIDO:
Total kilómetros: 55,100 km
Tiempo total invertido: 5 h 36' 32''
Tiempo en movimiento: 4 h 06' 00''
Tiempo detenido: 1 h 30' 32''
Velocidad media en movimiento: 13 km/h
Velocidad máxima: 45 km/h
Altitud mínima: 382 m.
Altitud máxima: 724 m.
Desnivel acumulado ascendiendo: 900 m.
Desnivel acumulado descendiendo: 849 m.
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